Perfiles




Año tras año el 21 de enero los dominicanos celebramos el día de la Altagracia, conocida como "madre espiritual del pueblo dominicano" y apodada como ‘Tatica’ por muchos. Ahora, ¿de dónde viene esta devoción y a qué se debe la misma?



Whisky en mano, cigarro en boca, sentado, reflexivo y muchas veces en solitario. Quien le ve no pensaría que aquel señor de colita canosa es quien orquesta uno de los más grandes y consistentes movimientos culturales dominicanos de la última década.

 

Hablemos del merengue, ese que bailamos los dominicanos desde que nacemos, que pone ritmo a los sentimientos de nuestro pueblo, que a veces es más protagonista de las campañas políticas que los mismos candidatos y que acaba de ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO.




Una vida dedicada a la política y a su natal República Dominicana. El cáncer se lo llevó a los 69 años luego de su último gran sacrificio en pos de la coherencia: ser candidato presidencial, aunque el cáncer ya se hacía visible en su hablar pausado, voz ronca y rostro famélico. Pero era necesaria su presencia reclamando la unidad de las fuerzas democráticas del país.

(Publicado originalmente en Revista Lengua, 2008)

Cerremos los ojos e imaginemos un campo de béisbol. Un grupo de jóvenes de distintas edades está jugando, sólo por divertirse. Llega un grupo de personas y se quedan observándolos y les hablan de audicionar para una película que van a filmar.

Uno de ellos lo hace, pero sin muchas esperanzas, más que nada por la insistencia de los “gringos”. Al cabo de unos meses, le informan que ha sido escogido para el personaje principal y que se lo van a llevar para los Estados Unidos.

Abramos los ojos ahora.

Lo que acabamos de contar en los primeros dos párrafos no es más que la historia de Algenis Pérez Soto, quien fue escogido por Ryan Fleck y Anna Bodden, la misma dupla que escribió y dirigió la nominada al Oscar “Half Nelson”, para protagonizar “Sugar”, una producción que retrata los choques culturales por los que atraviesa un prospecto criollo cuando “lo firman” y se lo llevan hacia un lugar tan distinto del Caribe caluroso como Iowa.